¿Qué pasaría si dejáramos de vacunarnos?

Las vacunas son de aquellas cosas que nadie tiene en mente y únicamente se oye hablar de ellas porque nos toca, o porque alguna cosa ha pasado. Y si no, simplemente, tenemos que hacer memoria de la última vez que se habló de las vacunas, ¿para qué fue?
Precisamente, esta función en silencio es la que hace de las vacunas una herramienta en la sombra para el tratamiento de múltiples enfermedades de las que muchos jóvenes prácticamente no saben ni que existieron y los efectos tan terribles que tuvieron: la poliomielitis es un ejemplo muy claro, o la difteria o la tosferina, entre otras.
Sabemos que la mayoría de enfermedades de las que previenen las vacunas son enfermedades “antiguas”, o que prácticamente no tienen incidencia actualmente. ¿Nos hemos planteado porque es esto así? ¿Sabemos qué pasaría si dejáramos de administrar las vacunas correspondientes? Si ponemos en cualquier buscador de internet el nombre de algunas de las enfermedades por las que nos vacunamos, de forma rápida podremos encontrar multitud de información que nos puede ayudar a hacernos una idea de qué nos estamos vacunando.
Sobre el tema de la vacunación hay diferentes vertientes que defienden argumentos contrarios y a favor de ellas, recordemos que la vacunación no es obligatoria y que es decisión de las familias vacunar o no a nuestros hijos, pero no debemos olvidarnos de las consecuencias de esta decisión y cómo ello va influir no solo en nuestros niños, sino en otros con los que se relacionen y en sus familiares y en la gente con la que estos tengan contacto y si vamos a comprar y coincidimos con alguien.
Si bien la inmunización natural contrayendo la enfermedad es algo de lo que se habla frecuentemente para evitar posibles efectos secundarios de la administración de vacunas, recordemos los efectos primarios de estas enfermedades. El sarampión, por ejemplo, en una de sus variantes puede llegar a causar encefalitis, una inflamación del celebro con graves complicaciones o incluso la muerte.
Las vacunas tienen efectos secundarios, como la mayoría de los medicamentos con los que tratamos actualmente: fiebre, mareos, nauseas y alguna otra consecuencia de la que nos tendrá que informar nuestro medico o profesional.
Para llevar un control sobre las vacunas existe un carnet de vacunación que desde la primera administración hasta las últimas, tendremos que conservar, sobre todo si cambiamos de zona de residencia o de médico. Es importante que todos tengan la misma información para no duplicar dosis.
La función del silencio de las vacunas es la que hace de ellas una herramienta en la sombra para el tratamiento de múltiples enfermedades
¿Cuántas vacunas hay que administrar? Existen muchas enfermedades y no por ello nos vacunamos con todas ellas, cada gobierno en función de las características de su país forma el llamado calendario de vacunación, el cual también tendrá diferentes variaciones según la región en la que nos encontremos: Sarampión/parotiditis/rubéola; vacunas contra la Hib (una de las causas principales de la meningitis espinal o meningoencefalitis); la polio; la difteria, el tétanos y pertussis (DTP), y vacunas contra la hepatitis B o la varicela son las más comunes.
Si la vacuna se administra muy pronto, cuando aún son recién nacidos, su sistema inmunitario todavía no es lo suficiente maduro para producir aquellos anticuerpos que le van a proteger de la enfermedad en un futuro. De no ser así todas las vacunas se administrarían a la vez en el mismo hospital donde se nace. Si por el contrario se ponen demasiado tarde, aumenta el riesgo de que el peque contraiga la enfermedad, que aunque ya hemos dicho que son enfermedades prácticamente extintas, siguen teniendo presencia en forma mínima suficiente como para enfermar a alguien no inmunizado.
Entonces, ¿cuándo hay que vacunarse? Este es otro de esos temas que pueden llevar a debate y que la respuesta concluye en un calendario de vacunación prácticamente igual en la mayoría de países, a no ser que la presencia de una infección lo modifique.
Toda información es poca cuando hablamos de salud, pero aseguremos que las fuentes de las que extraemos la información son las adecuadas y fiables. No tenemos que tomar una decisión rápida o a la ligera, nuestro médico de confianza nos informará encantado de todas las opciones y posibilidades que tenemos, y nos resolverá cualquier duda que nos pueda surgir.
Sira Bellot
Consultora en Maternidad y Paternidad
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T. +34 93.275.31.82