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Decálogo de seguridad infantil en piscinas e instrucciones en caso de accidente

Se acerca el verano, una de las mejores épocas del año tanto para niños como para mayores. Las piscinas, las playas o los ríos son, son para muchos, sinónimo de entretenimiento, vacaciones y juegos. Sin embargo, la línea que separa la diversión de una posible tragedia, en este caso, es muy fina, los ahogamientos infantiles son más comunes de lo que pensamos. Cada año nos enteramos de nuevos casos que seguramente se podrían haber evitado con una supervisión adulta permanente. La Sociedad Valenciana de Pediatría (SVP) advierte que «el 85% de las muertes por ahogamientos en niños podría evitarse con un adecuado vallado de las piscinas y con enseñarles a nadar lo más pronto posible».

Según datos de la Asociación Nacional de Seguridad Infantil, en los últimos cinco años, más de 100 niños han fallecido en España por esta causa, siendo el grupo de riesgo los menores de 5. Una vez más, han lanzado una campaña para concienciar sobre la importancia de no perder a los niños de vista cuando tengan acceso fácil y directo al agua, y reducir así las muertes por ahogamiento. Con el hashtag  #OjoPequealAgua están llenando las redes sociales con mensajes preventivos. Además, cualquiera que quiera apoyar la causa, puede compartir sus propios consejos en sus perfiles. También, desde la asociación ha elaborado un decálogo de seguridad para disfrutar de un verano tranquilo en familia.

Decálogo de seguridad en piscinas

Decálogo de seguridad en piscinas 

1. Supervisión continua

No existe sustituto de la supervisión de un adulto, por ello la estricta vigilancia y el control permanente son básicos. Si son varios en casa, recomendamos que se nombre un responsable para que vigile y establecer turnos, de lo contrario se puede caer en el error de confiar en que otro está observando a los niños y, en verdad, no ser así.

2. Norma 10/20

Cada 10 segundos el adulto responsable de la vigilancia debe mirar a la piscina si hay niños dentro o alrededor, debe llegar a ella en menos de 20 segundos, o lo que es lo mismo: hay que poder alcanzar al niño con el brazo. Evitar cualquier tipo de distracción, especialmente con el móvil, las y redes sociales.

3. Detectar riesgos

Previamente, el adulto debe recorrer el camino desde el hogar (o el sitio en el que se encuentren) hasta la piscina, tal y como lo haría el niño, asegurándose de que en ningún caso puede llegar hasta el agua por sí solo ante un descuido.

4. Niveles de protección

En función de los riesgos detectados y las características de la casa, se instalarán los dispositivos de seguridad que eviten que el niño pueda llegar a la piscina, tanto en el interior de la casa como en el exterior.

5. Aprendizaje y educación

Los niños deben aprender lo antes posible a flotar primero y a nadar después. Aún sabiendo esto, no hay que olvidar que posibles accidentes, como caídas y golpes o una mala digestión, pueden conmocionar al menor, por lo que volvemos a referirnos al punto 1 del presente decálogo.

6. Dispositivos de rescate

Tener a mano equipos de rescate básico: Salvavidas, pértiga y teléfono.

7. Orden

El mejor hábito es el de recoger los juguetes y otros elementos de flotación que puedan resultar llamativos para el niño, deben mantenerse alejados de la piscina y sus alrededores después de su uso, de esta forma evitamos que el niño intente alcanzarlos.

8. Drenajes

La revisión y el mantenimiento de estos elementos, así como el alejamiento infantil de las partes mecánicas y de los filtros de la piscina, son las mejores medidas preventivas para evitar lesiones o mantenerse sumergidos por la succión sin posibilidad de salir a la superficie. Los  adultos deben conocer cómo desconectar estos dispositivos.

9. Elementos de seguridad

  • Elementos de seguridad activa (vallas de piscina y cobertores), que eviten el contacto directo del niño con el agua. Deben cumplir con las Normas AFNOR.
  • Elementos de seguridad pasiva (alarmas perimetrales y de inmersión), que nos avisan cuando el niño ya ha entrado en el agua, por lo que el tiempo de reacción del adulto se acorta.
  • En cualquier caso se debe disponer de un dispositivo de retención y aviso, ya que es la mejor forma de evitar ahogamientos. En caso de necesitar elementos de flotación, estos deben ser chalecos (olvídate de flotadores y manguitos), siempre con el Marcado CE y adecuados a cada niño.

10. Emergencias

Los adultos y los niños deberían aprender cómo hacer la Reanimación Cardiopulmonar, así como interiorizar el procedimiento en caso de emergencia por ahogamiento: PAS, teléfono de emergencia (1-1-2) y actuación de seguridad.

¿Qué hacer en caso de accidente?

Los minutos que siguen al accidente pueden ser vitales para la víctima. Por ello tenemos que actuar con orden y serenidad para que la atención sea lo más correcta posible. Cruz Roja cuenta para ello con un esquema de actuación, la conducta P.A.S. (Proteger, Avisar y Socorrer):

1. Proteger el lugar del accidente

  • Haz seguro el lugar con el fin de evitar que se produzca un nuevo accidente.

2. Avisar a los servicios de emergencia

  • Si existe servicio de vigilancia y salvamento en la zona, pide ayuda al puesto de socorro más próximo.
  • Si no existe servicio de vigilancia y salvamento y, según la gravedad de la situación, llama al teléfono de emergencias 112. Si la situación no reviste gravedad, acude al Centro de Salud más próximo.

3. Socorrer a los heridos

  • Si una persona se encuentra en apuros en el agua, intenta acercarle un objeto al que pueda agarrarse para mantenerse a flote, hasta la llegada de los especialistas. Nunca te tires al agua para socorrer a alguien en peligro si no has recibido formación específica para ello.
  • Controla las funciones vitales de la víctima. Lo primero es saber cómo están funcionando el cerebro (consciencia), los pulmones (respiración) y el corazón.
  • Evita movimientos bruscos al accidentado, ante el riesgo de que se haya producido una lesión en la columna vertebral.
  • Asegúrate de que está consciente. Si el herido no reacciona al hablarle, tocarle o estimularle suavemente, con un pellizco, por ejemplo, probablemente está inconsciente.
  • Comprueba que respira con normalidad. Para saber si una persona respira espontáneamente, debes ver, oír y sentir su respiración. Si no lo hace con normalidad, adminístrale 5 insuflaciones o respiraciones de rescate, e inicia las compresiones torácicas externas (alternando 30 compresiones y 2 ventilaciones) a un ritmo de 100-120 compresiones por minuto, hasta que llegue el equipo de emergencias.

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