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Bebés, una etapa cargada de oportunidades

Todos hemos oído en diversas ocasiones que los niños de hoy en día están más “espabilados” que los niños de otras generaciones. Esto hace referencia a que si tomamos la misma etapa del desarrollo como punto de partida los niños  en la actualidad desarrollan un número mayor de habilidades de manera más precoz. En parte viene dado por la cantidad de ventajas que nos aporta nuestro entorno respecto al de generaciones anteriores. Contamos con un entorno mucho más enriquecedor: los medios audiovisuales, un entorno familiar más concienciado con las posibilidades de la etapa infantil, escuelas infantiles con programas de estimulación.

Debido a profundas transformaciones a nivel social y cultural y a los avances en el campo de la medicina y la psicología, hoy en día la niñez ha adquirido el protagonismo que se merece. De este modo la infancia ha dejado de percibirse como una etapa donde el niño es débil y frágil. Actualmente se concibe como una etapa cargada de oportunidades para el desarrollo óptimo de la persona a todos los niveles: psicológico, emocional, físico y cognitivo.

estimulación

¿Qué entendemos por estimulación? 

Estamos estimulando a los bebés cuando utilizamos diferentes medios, técnicas y actividades con el objetivo de provocar respuestas en el niño, desencadenando comportamientos que antes no realizaba. El objetivo principal de la estimulación temprana es desarrollar al máximo las capacidades cognitivas, físicas, psíquicas y emocionales del niño en el período adecuado ofreciéndole oportunidades para comprender y poder gestionar lo que sucede su alrededor.
Pero también permite detectar problemas y retrasos en el desarrollo de manera temprana.

Beneficios que aporta la estimulación

Cómo ya se ha comentado, exponiendo a los niños a experiencias y estimulación adecuadas se procura un buen desarrollo intelectual, emocional y social para siempre. Lejos de querer conseguir pequeños súper genios, la estimulación temprana aporta múltiples beneficio que recaerán en el bienestar final del niño y sus familias.  A continuación se detallan.

  • Una estimulación ambiental temprana ordenada, integrada y organizada es el mejor entrenamiento neuronal en estos primeros años de vida.
  • Aprovecha los momentos claves, antes comentados, para ampliar el repertorio de habilidades adquiridas. Es decir las actividades que se le plantean hará que desarrollen la capacidad cuando estén preparados para ello, no antes. 
  • Posibilita la detección temprana de problemas y retrasos en el desarrollo, facilitando una intervención lo más pronto posible. Esto es un indicador de un mejor pronóstico en el futuro.
  • Fomenta el contacto físico con adultos y fomenta un mayor conocimiento de tú bebé desde la aceptación, el respeto y el amor de los padres. Se establecen momentos de calidad con los niños en los que se genera el conocimiento mutuo.
  • Pone en evidencia cuales son las capacidades e intereses del niño y favorece su autonomía y autoestima.
  • Brinda la posibilidad de un crecimiento armónico ya que contempla los aspectos físicos, cognitivos y emocionales del niño.
  • La falta de estimulación da lugar a niños con pautas de desarrollo atrasadas y muestran un estado emocional apático y con falta de energía.  Recordad que cuantas más experiencias tenga el niño más conexiones neuronales se establecerán. 

La estimulación NO crea «superniños»

Entre la literatura existente en el apartado de desarrollo infantil en cualquier librería se pueden encontrar títulos de libros que invitan a enseñarle a multiplicar la inteligencia de los bebés. Pero, ¿qué se entiende por inteligencia? La teoría de inteligencias múltiples de Howard Gardner está adquiriendo relevancia en los últimos años. Howard Gardner define la inteligencia como un mecanismo de procesamiento de información que selecciona las mejores opciones para solucionar problemas o crear cosas, como mínimo en una cultura determinada. Esta teoría defiende que la inteligencia se presenta en todos los humanos de ocho maneras diferentes y que en el momento de nacimiento, por influencia genética, están desarrolladas en mayor o menor medida.

En conclusión, no pueden crearse pequeño genios a través de la estimulación temprana si no exponerles a diferentes experiencias para promover un desarrollo correcto. A través de la estimulación podremos llegar al máximo potencial del niño determinado por factores hereditarios y biológicos/madurativos. Por eso no se puede enseñar a un niño a leer o matemáticas, por ejemplo,  si en el estadio madurativo en el que se encuentra no tiene establecidas las estructuras para ello. Una correcta estimulación pues tiene un solo fin: tener un niño feliz y sano.

Una etapa cargada de oportunidades

Ideas de estimulación por edades

Aquí os damos los principales puntos según edad en los que debemos prestar atención.

0 – 3 meses:

  • Aprovecha el momento de la lactancia para disfrutar de la relación con el niño puesto que no se trata solamente de un acto nutritivo sino de un marco de interacción y comunicación.
  • Aprovecha el cambio de pañal y sobre todo el baño, para acariciar y estimular al niño a través del tacto. 

3 – 6 meses:

  • Necesita adquirir habilidades de movilidad y equilibrio por sus propios medios, evitando el uso de correpasillos, andadores y el abuso de correas, o parques.
  • Aprovecha esta etapa para jugar en el suelo con él, favoreciendo el contacto físico: trepar por el cuerpo del adulto, gatear entre las piernas, hacer cosquillas, rodar juntos sobre el suelo…

7 – 12 meses: 

  •  Muestra interés ante la presencia de cualquier sonido con alguna mueca exagerada (el timbre, los coches o un avión) estimulando así la atención de su hijo sobre los mismo.
  • Trata de enseñarle a su hijo los nombres de cosas comunes de la vida diaria, así como de las personas que le resulten familiares o de aquellas acciones más comunes.

13 – 24 meses

  • Hazle ver las consecuencias de sus actos: si se tiran los juguetes hay que recogerlos.
  • Proporciónale recipientes, cajas, botes, de diverso tamaño, en los que pueda meter y sacar objetos.

25 – 36 meses

  • Facilita la audición de canciones con ritmos sencillos y atractivos para que baile.
  • Juega con marionetas para favorecer el lenguaje.
  • Aprovecha grabaciones de canciones que conozca para facilita que el niño las repita.

4 años

  • Enséñale concepto espaciales: Dale órdenes a través de juegos que hagan referencia a conceptos espaciales sencillo del tipo: ponte entre el caballo y la mesa, ponte al lado de la televisión, pon la muñeca delante de la casita con diferentes objetos y refuerza la respuesta.
  • Enseña al niño a lavarse los dientes en dirección arriba-abajo. Al principio seguramente tengas que ayudarle.

5 años

  • Aprovecha cuando llegas a casa para preguntarle por su día y  explicarle cómo ha ido el tuyo y cómo te has sentido, esto estimulará más el habla y le estarás aportando vocabulario referente a las emociones.
  • Habla con tú hijo como si estuviera usted hablando con un adulto, es decir, no utilices diminutivos. Recuerda que el niño puede comprender más de lo que es capaz de expresar.

6 años

  • Permite a tú hijo ver dibujos animados que le gusten y más tarde pídele que te los explique.
  • Involucra a tú hijo en las tomas de decisiones familiares.

Cuando acudir a un profesional

Los niños van adquiriendo, siguiendo su propio ritmo madurativo, una serie de habilidades que nos indica que el niño sigue unos patrones óptimos de crecimiento. Pero a veces, tras dejar pasar un tiempo prudencial se observa que estas habilidades no se van desarrollando en el momento preestablecido. Se adjuntan algunos signos de alarma, por etapas, que indican que puede haber un retraso o dificultad en el desarrollo evolutivo del niño. En cuanto se detecte algún signo de alarma lo recomendable es acudir a un especialista cuanto antes. Él sabrá que ejercicios específicos de estimulación recomendarnos para superar las dificultades que presenta el niño.

A los 3 meses:

  • El niño se muestra demasiado rígido o demasiado blando.
  • No se calma cuando se coge en brazos.
  • No reacciona a los sonidos.

A los 6 meses:

  • Ausencia de sonrisa.
  • No hay intención de coger los objetos.
  • No emite sonidos para llamar la atención.

A los 9 meses:

  • No se mantiene sentado con apoyo
  • Si se cubre la cabeza con un pañuelo no hace intentos de quitárselo.
  • No se interesa por los juguetes.

A los 12 meses:

  • No se sostiene de pie con apoyo.
  • No mantiene la posición de gateo ni ha iniciado el gateo.
  • No imita movimientos con las manos para participar en el juego.

A los 18 meses:

  • No anda solo.
  • No se pone de pie sin apoyo.
  • No manipula los objetos.

A los 24 meses:

  • Persiste el babeo de forma continuada.
  • No dice dos o tres palabras con significado.

Entre los 2 y 3 años:

  • No realiza la masticación ni deglución de forma adecuada.
  • No se relaciona con otros niños.
  • No controla esfínteres (a los 3 años).

Entre los 4 y 6 años:

  • Caídas frecuentes y problemas de equilibrio.
  • No salta ni corre como los demás niños.
  • Presenta un lenguaje ininteligible.

M. Carmen Estévez
Psicóloga

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