ConsejosPsicología y salud mental

Cómo detectar si la rivalidad entre hermanos se está convirtiendo en un problema

Lo normal es que los hermanos estén siempre jugando, divirtiéndose pero también peleando. ¿Pero se puede convertir sus enfrentamientos en un problema más grave? Terapeutas y científicos creen que los padres deben tratar la agresión de los hermanos como potencialmente dañina, especialmente cuando existe una diferencia de edad significativa. Los padres normalmente no se dan cuenta de que algo va mal hasta que se convierte en un problema mayor.

El conflicto entre hermanos suele ser normal y saludable, pero puede ser dañino si conduce al mal comportamiento negativo y violento.  A veces uno de los dos hermanos ejerce una intimidación excesiva sobre el otro. Los hermanos tienen que aprender a pelearse y resolver sus diferencias, pero nunca deben llegar a sentimiento de acoso o bullying sobre uno de ellos.

El acoso de los hermanos puede tener los mismos efectos que el escolar como la depresión o la ansiedad.  Las peleas, las riñas e los insultos entre dos hermanos que viven en la misma casa a veces suelen pasar desapercibidas para los padres. Esa falta de protección en su hogar resulta terrible para la víctima.

La Academia Americana de Pediatría ha publicado en su revista Pediatrics un estudio en el que evalúa la incidencia de las agresiones verbales y físicas entre hermanos y sus consecuencias sobre la salud mental de los chicos. El 32 % de los chicos aseguró que habían experimentado, al menos, un tipo de bullying entre hermanos en el último año, en algunos casos leves y otros más graves. También que habían sufrido agresiones físicas, robo con o sin fuerza, rotura de objetos personales del hermano o hermana a propósito y/o agresiones verbales (insultos y burlas) que les hacían sentirse mal, asustados o, incluso, no queridos a su alrededor.

Hermanos juntos en la nieve

Cómo actuar ante la rivalidad entre hermanos

Lo más importante es que los padres aprendamos a detectar las señales de advertencia del maltrato a los hermanos en oposición al conflicto sano. Cuando un niño sufre una intimidación los signos suelen ser evidentes como falta de rendimiento escolar, tendencia a sufrir enfermedades o dolores inexplicables o las autolesiones. Incluso en ocasiones en el colegio imitan esas conductas violentas con alumnos más pequeños para expresar su ira. Otros síntomas pueden ser el miedo a estar solo, los problemas para dormir, la pérdida del apetito e incluso los berrinches sin sentido.

Cuando los niños tienen menos de cuatro siempre deben jugar bajo la vigilancia de sus padres. No suelen tener tolerancia a la frustración, ni suficientes habilidades en el lenguaje para defenderse. A partir de esa edad pueden jugar solos pero cerca de nosotros.

Hermanos juntos en el campo

La competencia por la atención de los padres

La fuente real de la rivalidad entre hermanos suele ser una lucha por el amor de sus padres. Aunque parezca que están luchando por un juguete, en realidad están luchando en la mayoría de las ocasiones por la atención de sus padres.  “Entre los hijos aparece una competencia por los recursos limitados de los padres. La lucha entre hermanos puede establecerse en aspectos como: el tiempo, la atención, el cariño, y la aprobación que los padres pueden dedicar a cada hijo (tiempo exclusivo «de uno a uno»)” explica Anna Rigat en su estudio Rivalidad fraternal. Síntomas y escala para valorarlos. Los padres tenemos que reflexionar sobre si les dedicamos el mismo tiempo a todos nuestros hijos y programar un horario regular e individual con cada uno en la medida de lo posible.

Los padres tenemos que intentar que los hijos siempre resuelvan sus diferencias sin hacer uso de la violencia ni la intimidación. Para ello tenemos que dar ejemplo todos los días con nuestra actitud dialogante para resolver los conflictos familiares. Si nos damos cuenta de que puede existir intimidación entre los hermanos, es importante intervenir cuanto antes. Incluso tenemos que buscar la ayuda de los especialistas. No hay que esperar a que el problema empeore. Luchar por un ambiente familiar tranquilo, dialogante y sin violencia siempre será una prioridad si queremos evitar estos casos de rivalidad entre hermanos.

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