Cómo nos afecta a los padres la ‘resaca postvacacional’

A medida que se agotan las vacaciones, una sensación de desasosiego y cierta preocupación se apodera de muchas de nuestras mentes. Con la rutina a la vuelta de la esquina, nos resistimos a dar por finalizado nuestro periodo de ocio veraniego, que rara vez resulta lo suficientemente largo. Más allá de una ligera inquietud, hay a quienes esta vuelta repentina a las obligaciones diarias les supone un obstáculo difícil de sortear. Pero, ¿es la resaca postvacacional una depresión real?, ¿o un simple estado de ánimo?
Resaca postvacacional: ¿Se puede considerar una enfermedad?
Hace ya años, el expresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Profesor Emérito de la Universidad de Alcalá, Jerónimo Sanz, sostenía que la resaca postvacacional no puede ser considerada una enfermedad definida. Achacaba sus síntomas a las emociones producidas por la adaptación a una nueva realidad. En la misma línea, otros expertos que han profundizado en el asunto como el Dr. Antonio Cano Vindel, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, lo consideran un proceso común relacionado con la tensión que generan los cambios en nuestro escenario vital.
Si bien ambos planteamientos coinciden en la visión general del concepto, el Dr. Cano añade que, aunque se trate de una situación normal, se puede tornar en peligrosa si la intensidad del estrés es alta o se mantiene demasiado tiempo. Cuando esto ocurre, nuestros recursos energéticos tienden a gastarse, lo que podría arrastrarnos a una situación de agotamiento. En principio, un descanso adecuado suele ser la solución. Pero, según sus propias palabras, “si no se pone remedio a este estado, los síntomas se irán incrementando en intensidad, irán apareciendo otros nuevos, y finalmente, se puede llegar a desarrollar alguna enfermedad física o mental”.

¿Cuáles son los efectos más comunes?
Según la última encuesta publicada por el Grupo Adecco, los síntomas más habituales de la resaca postvacacional son: “apatía, cansancio, falta de energía, dificultad para concentrarse, trastornos del sueño, nerviosismo, estrés o, incluso, tristeza”.
En algunas ocasiones, aunque muy puntuales, se puede llegar a sufrir algún ataque de ansiedad, dolor de cabeza o malestar general. Generalmente, estos episodios más graves suelen tener mucho que ver con la preexistencia de un ambiente laboral negativo u otras circunstancias adversas. Dichos factores, combinados con el regreso abrupto tras las vacaciones, pueden derivar en un cuadro depresivo de mayor o menor gravedad.
Consejos para superar la resaca postvacacional
Lo normal es que, tras dos o tres días inmersos en nuestra nueva rutina, nos adaptemos sin mayor problema a la misma. No obstante, en algunos casos que se ven agravados, los síntomas podrían alargarse semanas o incluso meses.
Por lo general, tal y como indica el Dr. Cano, existen ciertos hábitos y actuaciones que permiten reducir la carga de la resaca postvacacional:
- Reanudar nuestra actividad poco a poco y, a poder ser, comenzar por lo menos tedioso.
- Utilizar el tiempo de las comidas y los descansos para desconectar y hacer vida social y familiar.
- Dormir, al menos, ocho horas.
- Realizar algún deporte o ejercicio físico, algo que ayudará a que nos relajemos.
- Organizar nuestro día a día para evitar contratiempos.
- No magnificar los problemas cotidianos.

En lineas generales y exceptuando los procesos más graves, se trata de ser prácticos y realistas y, sobre todo, de no dramatizar. Más aún si somos padres y no queremos trasladar esos pensamientos negativos a nuestros hijos. Conviene enseñarles que hay tiempo para todo y que para disfrutar de unas merecidas vacaciones hay que ganárselas cada año.