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Cómo evitar que los niños se pierdan en vacaciones

Durante las vacaciones, los juegos al aire libre, la playa y una mayor libertad y laxitud en las normas provocan que los niños tengan más posibilidades de despistarse y perder de vista a sus padres, con el susto que conlleva para toda la familia.

Las playas son un sitio muy propicio para este tipo de incidentes; Cruz Roja registra cada temporada cerca de 2.500 desapariciones, pero el dato global podría ascender a más de 10.000 al año, ya que la vigilancia de cada playa corre a cargo de distintas organizaciones locales. En algunas comunidades se pierden hasta 4 niños al día mientras que en zonas de gran afluencia la cifra puede ascender a 10 niños cada 24 horas. Aunque la mayoría de los niños aparecen en 30 minutos aproximadamente, lo mejor que podemos hacer es evitar este mal trago con algunos consejos que os detallamos a continuación.

No hace falta angustiar al niño ni transmitirle miedo, pero sí indicarle con firmeza todo lo que debe hacer en caso de que no os encuentre. Han de aprender que nunca deben jugar fuera de vuestra vista y que ellos son los primeros que deben estar atentos de dónde están sus padres y familiares, mirando cada poco y sin despistarse ni hablar o irse con desconocidos.

En el momento en el que lleguéis a vuestro lugar de vacaciones, enséñales la dirección exacta de vuestro hotel o apartamento. Si aún no se los saben, intentad que memoricen vuestros números de teléfono móvil. Si son más mayores y disponen de su propio teléfono, que tengan claro que, además de acudir a vosotros, tienen el teléfono 112 para cualquier tipo de emergencia. Además de los datos de contacto, asegúrate de que se saben vuestros nombres y apellidos completos. De una forma lúdica podéis enseñarles los caminos a casa desde los lugares que más frecuentáis como la playa, la heladería, así como concretar puntos de encuentro en caso de que se despisten.

Debemos enseñarles que, si se pierden, debe intentar acudir siempre a figuras de autoridad, como policías municipales, nacionales o socorristas si están en la playa, para que ellos les ayuden a encontrar a sus padres con los datos de contacto que les habéis enseñado.

En la playa ha de quedarles claro dónde están situadas vuestras cosas (toallas, sombrillas, etc.) y, sobre todo en playas muy concurridas, procurar que tengan un punto de referencia como unas duchas, rampas de acceso… Cuando estén en el agua no debéis perderlos de vista, ya que es muy fácil que la corriente los arrastre alejándolos de la zona donde estáis situados.

Si acudís a eventos o lugares donde pueda haber grandes aglomeraciones, lo mejor es que lleven una pulsera con vuestro teléfono apuntado por lo que pudiera pasar, aunque deben saber que mejor que no os suelten la mano ni se despisten en ningún momento. Al llegar, marcad un nuevo punto de encuentro al que acudir en caso de pérdida.

Si son un poco más mayores y ya pueden ir solos a algunos sitios (a por un helado, a comprar pan…) asegúrate de que van acompañados por más niños y que conocen bien el camino de ida y de vuelta. Siempre tiene que avisar y pedir permiso para alejarse cuando vayan a ir solos a algún sitio y jamás aceptar nada de un desconocido.

En el caso de que acaben perdiéndose, lo mejor que podemos hacer por muy difícil que nos resulte como padres, es mantener la calma. En un primer momento podemos volver sobre nuestros pasos para ver dónde se ha podido entretener y, si hemos pactado un punto de encuentro, ir hacia allá para ver si podemos encontrarnos. En el momento en que veamos alguna figura de autoridad debemos darles el aviso, ya que nos ayudarán a encontrar al niño más fácil y rápidamente. Asimismo, si tenemos la posibilidad de llamar al niño por un megáfono, hagámoslo.

Si lo hemos perdido en la playa, que alguien de la familia se quede en la toalla por si el niños sabe volver solo. Quien vaya a buscarlo, que lo haga en dirección al oleaje, ya que muchas veces los niños se dejan llevar sin darse cuenta, sobre todo si van con colchonetas, flotadores o juguetes hinchables. Según los expertos, los niños perdidos se sienten más seguros con el viento en la cara, por lo que también debemos tenerlo en cuenta a la hora de buscarle.

Una vez lo encontremos, lo mejor es no enfadarse ni regañarle, sino transmitir cariño e intentar calmarle, ya que ha sido un momento también muy angustioso para él. Una vez pasado el susto, sí es importante que hablemos con el niño para que entienda qué ha hecho mal y cómo evitar que vuelva a pasar.

Como no podía ser de otra manera, este fenómeno ha dado lugar a la aparición de multitud de objetos y aplicaciones que nos ayudan a encontrar a los niños perdidos de forma más rápida y eficaz: desde ayuntamientos que reparten sus propias pulseras con chip como la del Ayuntamiento de Castellón, pasando por aplicaciones y geolocalizadores.

Ojalá ningún padre tenga que utilizarlos y que paséis unas vacaciones en calma y llenas de momentos inolvidables juntos. ¡Feliz verano!

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