30 años de compromiso con el Teatro para niños

El 27 de marzo celebramos en todo el mundo el Día Mundial del Teatro, una fecha para conmemorar los miles de personajes, historias y momentos mágicos que nos brinda este milenario arte.
Como sabéis, en Sapos y Princesas somos amantes del teatro, y queremos unirnos a la celebración conociendo de cerca a Teatro Paraíso, la Compañía que ha sido galardonada con el Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud que concede anualmente el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte «por la creatividad y variedad de lenguajes escénicos mostradas a lo largo de treinta años, y su último trabajo, Vuela si puedes, exponente de una dramaturgia comprometida y rigurosa con el público infantil” Además, en su fallo, el jurado subrayó especialmente “su proyección internacional que hace compatible con un trabajo enraizado en su entorno más próximo y, de manera muy destacada, su labor en la creación de nuevos públicos”.
Fundada como profesional en 1986, es una estructura con más de treinta años de existencia. Crea y distribuye espectáculos teatrales dirigidos a niños/as, adolescentes y público familiar que están presentes en los festivales, circuitos y programaciones más significativas del país. El repertorio abordado por Teatro Paraíso destaca por su continua innovación en temas, formatos y públicos, e incluye algunas de las dramaturgias contemporáneas para la Infancia más significativas del panorama europeo.
- Lleváis más de 30 años de trayectoria, ¿cuáles son los principales cambios que habéis observado desde que comenzasteis?
Los cambios que tienen que ver con la sociedad en la que vivimos. Cuando empezamos hace 30 años el teatro para la infancia en este país tenía un desarrollo muy pequeño y en este tiempo hemos asistido a un desarrollo muy importante, no solamente de nuestro propio equipo, sino del conjunto de los profesionales que trabajamos en las artes escénicas para la infancia. Apenas existían compañías de danza, de teatro no había el número de compañías que hay ahora y tampoco teníamos el nivel de producción ni el nivel creativo que tenemos en estos momentos. La mayoría de las cosas que había en escena eran muy convencionales, había muy poca innovación en los temas, en los formatos que se abordaban e incluso en el tipo de mirada que había sobre el espectador. Hace 30 años los niños y las niñas eran todos iguales, lo mismo te daba que tuvieran 2 años que 12. Con el tiempo, hemos descubierto todos que realmente el ser humano hace uno de los viajes más importantes de la vida desde que nace hasta la adolescencia; un viaje trepidante y muy rápido que hace que estos espectadores tengan experiencias vitales diferentes y por tanto también necesiten historias diferentes que acompañen ese crecimiento.
- ¿Por qué teatro infantil frente a un teatro para adultos?
A nosotros no nos gusta definirlo como teatro infantil, nos gusta definirlo como Teatro porque en principio es un trabajo artístico y no es de menor calidad que el que se hace para los adultos. Decimos “teatro para niños” porque la única diferencia que nos modifica es el receptor. Es decir, necesitamos comunicarnos con los niños y con las niñas, por tanto tenemos que buscar los caminos de comunicación que nos permitan encontrarnos con ellos a nivel artístico.
¿Por qué hacer teatro con niños? Porque nos sentíamos a gusto trabajando con los niños, porque sentíamos que nos ayudaban continuamente a renovar el proyecto artístico, y porque es un campo que nos ha permitido experimentar en unos niveles que seguramente no hubiéramos hecho en el campo de los adultos. Hay un campo de creación y una posibilidad para innovar, para generar nuevos caminos creativos, nuevos lenguajes, que es más fácil de desarrollar que en el teatro para adultos. Además, nos permite también mantener un vínculo continuo con los espectadores y tener un compromiso con ellos de una manera mucho más directa. Y seguramente también porque nosotros como creadores y como personas nos sentimos realmente a gusto con los niños.
- Afirmáis que una de vuestras señas de identidad es la proyección internacional ¿Cómo y cuándo empezasteis a trabajar fuera de España?
Desde el principio hicimos una opción vital y artística que era encontrarnos con la infancia y, casi a la vez, decidimos también que queríamos saber más, porque sabíamos que éramos muy ignorantes. Entonces, como no teníamos demasiados referentes en aquellas primeras etapas, pensamos que era muy importante para poder crecer y desarrollar el proyecto artístico encontrarnos con otras personas, con otras instituciones en el contexto europeo, que sí que habían hecho una evolución grande y que estaban desarrollando otros modelos creativos, de gestión y de relación con el público. Así que casi desde el principio estuvimos en esa batalla.
- ¿Tenéis alguna referencia profesional internacional?
A lo largo de los últimos años hemos trabajado con diferentes centros europeos. Por una parte con Bélgica que, a pesar de ser un país tan chiquitito, tiene la concentración por metro cuadrado de artistas para la infancia más creativos del panorama europeo. Allí llevamos muchos años trabajando con Théâtre de la Guimbarde y también empezamos a trabajar con Les Ateliers de la Colline. Otro referente importe para nosotros ha sido Italia, fundamentalmente La Baracca y todo el trabajo que ha desarrollado alrededor de la pequeña infancia (de 0 a 6 años), que nos ha permitido también sumergirnos con ellos en el proyecto europeo en el que estamos ahora que se llama Small Size Big Citizens.
- ¿Qué empujón supone para vuestra compañía haber ganado el último Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud?
Lo primero, una alegría muy grande porque, por una parte, se pone en valor el trabajo que ha desarrollado la compañía pero lo que es más importante, se ha puesto en valor el proyecto de creación y formación de público que, junto a otros agentes de nuestra ciudad, Vitoria Gasteiz, estamos desarrollando desde hace muchos años. Nosotros no hubiéramos llegado a ser lo que somos hoy si no hubiera habido un contexto, un ecosistema que hubiera permitido neustro crecimiento y desarrollo. Creo que esto es importante, ya que hemos hecho un esfuerzo muy grande por socializar el premio, por compartirlo con el resto de agentes de la ciudad y también del resto del territorio de Euskadi, donde hay un nivel muy importante de teatro para la infancia en este momento, como los últimos premios FETEN atestiguan. En Euskadi el arte y la cultura se han puesto en valor a través del tiempo y el teatro para la infancia se ha considerado de una manera importante; y nosotros somos fruto de de ese ecosistema, que nos ha permitido desarrollarnos. Para nosotros ha sido una gran alegría, un impulso en estos tiempos de crisis tan fuertes. Realmente hay camino por hacer y no da igual hacer las cosas mal que bien, porque a veces uno tiene la sensación de para qué esforzarse tanto para que todo salga perfecto… Es importante hacer cada día las cosas bien por aquellos que están contemplando la obra artística que son los espectadores.
- ¿Qué valores queréis transmitir a los niños que ven vuestros espectáculos?
En cada edad y cada espectáculo el objetivo es uno. En principio, nuestro objetivo no es dar lecciones sino sembrar preguntas. Nos gusta compartir con los niños y con las niñas aquellas cosas que amamos como las imágenes, el teatro, la música, la danza, la capacidad de inventar historias. Nos gusta mostrarles un mundo donde las cosas pueden ser por momentos difíciles, pero donde siempre hay una posibilidad de cambio y de evolución. Donde el mundo es un material que se puede transforman y ellos como ciudadanos del mundo pueden también modelarlo y transformarlo. Después cada uno buscará su propia solución, pero sí que nos gusta eso, compartir lo que amamos y también la esperanza de que existe un futuro y que ellos son enormemente importantes para conseguirlo.
- ¿Pensáis que el teatro sigue siendo un elemento de cambio social?
Para nosotros sí, trabajamos realmente con ese compromiso. Nosotros no nos dedicamos al ocio, trabajamos en el campo del arte y de la cultura, y eso significa de alguna manera darle a los ciudadanos, aunque sean bajitos, como decía Serrat, herramientas para crecer, para pensar, para hacerse preguntas, para transformar el mundo, para ser solidario…No porque les demos dogmas, sino porque les ponemos en la situación de vivenciar lo positivo de todas estas situaciones.
- ¿Os habéis visto afectados por la subida del IVA al 21%, y por todos los recortes que esta habiendo en la cultura?
Sí, como parte de la familia de las artes escénicas nos hemos visto afectados. La subida de 13 puntos en el IVA ha sido una cuchillada en medio de esta situación difícil que está haciendo caer la asistencia. Pensemos además, que en el mundo del teatro para la infancia las entradas digamos que siempre tienen un precio político, más que en ninguna otra franja; porque estamos hablando de la creación y educación del público, y estamos en un momento también que se entiende que es de democratización de la cultura, y por tanto las entradas siempre tienen un precio muy bajito. Las recaudaciones no son significativas, ayudan a equilibrar los presupuestos, pero no es la función y por tanto, con esta subida lo que se ha hecho es disminuir notablemente un tanto por ciento de todos los recursos que los teatros públicos tenían destinado a este campo. Estamos hablando de compañías que no teníamos ya márgenes comerciales, porque nuestra función es de educación de público, de educación artística. Lógicamente nosotros trabajamos y cobramos nuestro salario, pero no tenemos un afán de lucro, como pueden tener otras compañías en otro sector más dedicado al mundo adulto. Tenemos cachés muy ajustados que antes se sostenían porque había un número importante de funciones escolares que se compensaban con unas funciones a nivel familiar. Llegabas a un teatro y podías hacer una función familiar, y si hacías unas cuantas escolares, compensaban el trabajo. Ahora, las escolares están prácticamente desapareciendo, lo cual es un gran peligro y fundamentalmente lo que se están manteniendo son las funciones familiares que son las más visibles, y que por lo tanto todavía ocupan las carteleras de los teatros y además son rentables económica y socialmente.
El hecho de que haya bajado el nivel adquisitivo de las familias también afecta. Si nos comparamos en el caso del IVA con el contexto europeo, tenemos el caso de países como Portugal y Holanda, donde los gobiernos han vuelto al IVA anterior porque han visto que era una aberración y no habían conseguido recaudar más; o Francia, donde una compañía como la nuestra no cotizaría o lo haría con niveles muy bajos porque estamos haciendo un trabajo de difusión, de democratización de la cultura, un trabajo formativo desde el punto de vista artístico. Con lo cual, todavía diríamos que la afrenta es mayor. Realmente yo he pensado si no hay un momento en el que vamos a tener que emigrar a lugares donde se proteja la cultura porque la situación es realmente insostenible. Están cerrando muchas compañías de teatro en general, y especialmente de teatro para la infancia porque como no estamos en los niveles de lucro, no tenemos remanentes económicos y vivimos del trabajo que se va desarrollando. Si no hay ecosistema que posibilite esto, estaremos cerrando todo el valor añadido que han ido generando las compañías, que es una riqueza para la sociedad; acabaremos perdiéndolo.
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