
Refugio antiaéreo de la Plaza del Diamante

El Refugio Antiaéreo de la Plaza del Diamante de Barcelona es uno de eso lugares que pocas veces salen en las guías turísticas y que, en cambio, son perfectos para descubrir y comprender la historia de la ciudad.
Este refugio estuvo olvidado durante un largo periodo de tiempo hasta que finalmente, gracias al trabajo vecinal del Barrio de Gràcia, y de un arduo proceso de restauración y arqueológico se abrió al público.
El refugio antiaéreo comenzó a construirse en 1937 y cuenta con un entramado de túneles cubiertos de ladrillos con un total de 12 metros de profundidad. El complejo tiene una capacidad para 300 personas y dos accesos, uno a cada lado de la plaza que se adentra en las salas a través de varias escaleras.
Antiguamente el interior estaba iluminado con lámparas de aceite, aunque también tiene instalación eléctrica, y además contaba con dos pozos de ventilación para disponer de aire fresco. El centro también disponía de un pequeño botiquín y unos aseos aunque no había agua corriente. Cuando las alarmas indicaban la presencia de los bombarderos los vecinos bajaban al refugio sin armas y sin comida.
Se organizan visitas guiadas, tanto por la Oficina de Turismo como por empresas privadas, en las que se explica no solo la construcción del refugio o la tasa que debían pagar los vecinos si querían disponer de él, sino también las normas de uso y su proceso de restauración.
No es un lugar accesible ni para carritos de bebés ni personas con movilidad reducida. Si vamos con niños muy pequeños lo mejor es optar por la mochila de porteo.
El refugio, al estar bajo tierra, carece de ventanas y es estrecho por lo que las personas que sufran de claustrofobia pueden llegar a pasarlo un poco mal en su interior.